bienvenidos a "simbiosis del color en otoño"

El otoño, un aperitivo al gélido invierno que convierte a Cantabria en una gran explosión de colores rojizos, anaranjados y amarillentos.
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Se trata de una de las estaciones más espectaculares de esta comunidad ya que la caída de las hojas envuelve los valles, montes y praderas en un auténtico paisaje de melancolía y calidez.

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La banda sonora de esta imagen de color otoñal, la ponen los campanos del ganado que desciende de los pastos de alta montaña y el sonido de la ancestral berrea, el ritual de apareamiento de los ciervos que viven entre esta exuberante naturaleza.
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Los Espacios Naturales de Cantabria, y más concretamente sus bosques, configuran en esta época una auténtica paleta de colores.

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Dentro de este abanico de unos 40 lugares se encuentran los maravillosos paisajes del Monte Hijedo, el Monte Corona o el Parque Natural Saja - Besaya.
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Los verdes y ocres en el Monte Hijedo, situado en el sur de Cantabria en la comarca de Campoo-Los Valles, es una gran masa boscosa, de las más extensas de Europa, que se extiende como una profunda mancha verde por una ondulada orografía y en su interior se esconden hermosos rincones y una centenaria reserva de tejos autóctonos.

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Es un lugar que calma el carácter de quien llega.
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El horizonte es verde y de relieves amables, y el paisaje -suavemente humanizado con pequeños pueblos- produce una sensación de melancolía, especialmente intensa si se visita en otoño.
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Junto al bosque se encuentran grandes extensiones de praderas en las que pastan libremente las yeguas y las vacas con sus crías.

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En otoño el Monte Hijedo se convierte en una gran pintura con fondos en tonos ocres y verdes, los que imprimen los robles, las hayas, los acebos, los helechos, los brezos y el árbol sagrado de los cántabros, el tejo.
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Para aquellos que quieran sentir toda esta naturaleza más de cerca, pueden alojarse en el Monasterio de Montesclaros, y desde allí preparar una excursión hasta el pantano del río Ebro serpenteando por las sendas boscosas del Monte Hijedo.

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Del ocre al rojo intenso en el Monte Corona, situado dentro de los límites del Parque Natural de Oyambre, muy cerca de la costa de Comillas y San Vicente de la Barquera, es un lugar perfecto para observar los contrastes del paisaje de Cantabria.
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De los verdes y ocres que nos encontrábamos en el interior del Monte Hijedo, en esta masa boscosa de Corona los ocres se envuelven en un estallido de colores rojizos.
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La panorámica otoñal del Monte Corona revela la intensidad de este paisaje caducifolio poblado de robles, fresnos, avellanos, acebos, arces y castaños.

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Y, precisamente, gracias a esta amplia variedad de especies la vista se conforma como una auténtica paleta de colores que podremos observar desde los miradores ubicados dentro del Monte.
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Todas las tonalidades del otoño en los bosques del Parque Natural Saja-BesayaEl extenso y espectacular Parque Natural Saja-Besaya tiene como principales formaciones las praderas y prados de siega, que se alternan con pastizales y matorrales de montaña y grandes extensiones de bosques de roble y haya.
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Con la llegada del otoño, en este paisaje se funden los verdes con los amarillos, ocres, rojos y toda la tonalidad otoñal de los tupidos bosques.
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Junto a los rojos de los robles y las hayas, aparece el verde intenso de los helechos, los ocres brezos.

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Paseando por los caminos y pistas del Saja-Nansa, no encontramos con magníficos robledales, formados por tres tipos de especies: el roble común o cajiga, el rebollo o el roble albar.
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Junto a ellos los castaños que en esta época ya tienen sus frutos maduros, fresnos, arces, tilos, acebos, manzanos y perales silvestres.

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En las zonas más altas, encontramos grandes manchas boscosas de hayas.
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Los inmensos hayedos, cuyo suelo cubierto por miles de hojas caducas tienen la textura de una gran alfombra mullida.
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Todo un espectáculo natural que se puede recorren en los municipios de Ucieda, Bárcena Mayor, Saja, Ruente, Rionansa…
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No os lo teneis que perder, es un sexto sentido el que existe excondido en estos bosques cántabros y el olor, el color, la textura, el aire, el agua, la tierra... todo es algo muy muy especial que hay que experimentar dejando tu huella en cada recodo. Animaros y planificar unas cuantas visitas.

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